Este mes se cumplieron dos años desde el hecho social de mayor impacto desde el inicio de la Transición tras el fin del ciclo militar de la dictadura: La Revuelta Popular del 18 de octubre.

Esta neo-efeméride llegó en días en los que la guerrilla política bulle desatada faltando sólo unas pocas semanas para las elecciones presidenciales, parlamentarias y de Cores, y además en momentos en los que debiese ser el producto institucional más tangible del Estallido, la Convención Constitucional, traspasa la cúspide de su proceso de instalación, para comenzar a trabajar en la Cuestión de Fondo, ensombrecida por la persistencia de la prisión política y la impunidad respecto a las víctimas del terrorismo de Estado.

Este escenario dejó una estela de diagnósticos, tesis y opiniones de diverso nivel y valor respecto a los hechos de octubre de 2019, sus implicancias, alcances y efectos. Aún sin herramientas para otorgar perspectiva histórica a la Revuelta, al menos si se quiere reflexionar de buena fe, los líderes de opinión que acompañan, y a veces asolan las audiencias, gastaron incontables recursos y horas mediáticas en la tesis más sofisticada que nuestra elite puede ofrecer tras haber recibido, en su gran mayoría, la mejor educación que el dinero puede comprar: La violencia es mala y el diálogo es bueno, plantar un arbolito está bien y quemar un paradero, no.

Con el debido respeto a esta sesuda e innovadora reflexión, quisimos dedicar gran parte de esta edición a analizar el Estallido desde diversas perspectivas. La Revuelta como épica, con sus protagonistas de las primeras líneas, como drama, con los asesinados, mutilados y vulnerados en las más graves violaciones a los Derechos Humanos perpetradas en los últimos años, y que aún permanecen impunes, y como farsa, con organizaciones e individuos/as que habiendo recibido la “venia” de la alborada de octubre, terminaron despeñadas en su propia incapacidad, secundadas por charlatanes que, inventando lastimosos personajes, llegaron a la Convención para, casi inmediatamente, comenzar a caminar lánguidamente a su costado, en la vergüenza.

Los episodios del Estallido, sus luchas pendientes, las ventanas que abrió y las heridas que aún no puede cerrar, son el eje de esta edición.

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